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domingo, 23 de junio de 2013

¿Laicos y de romería?


Enrique Paniagua en: http://islarepublicana.hol.es/

Era más que previsible. Los congresos de los partidos políticos siempre aportan grandes titulares, toda una legión de cámaras y reporteros se mezclan y conviven con los delegados, buscan los ángulos para la mejor imagen, pegan el oído a los corrillos, atienden, ávidos de la frase, de la enmienda, de la propuesta, de las candidaturas… lo importante es un titular para la portada.

La XIX Asamblea de IU-LV-CA ha proporcionado entre otras, “de menor interés informativo” tres bombas que vender en las cabeceras y tres motivos para que comentaristas, profesionales y aficionados tengan tema que explotar durante días:

La acostumbrada salida de tono de Gordillo, vital para que el “Che de Marinaleda” pueda seguir siendo diana de adeptos y detractores, en esta ocasión con que “los mercaderes se vayan al coño de su puta madre” que ha dado la vuelta al mundo.

Un cordobés elegido coordinador, con más apoyos desde la época de Anguita, que para escarnio de obispos y homófobos, es homosexual confeso, salido del armario hace tiempo y que para otros y otras es la mejor noticia y bandera.

Y por último, el ruido de campanarios, pulpitos, confesionarios y sepulcros blanqueados que tardarán días y semanas en apagar sus ecos, porque en estas tierras de maría santísima tocar el palio es tabú, porque hablar de laicismo es resucitar a la santa inquisición, porque toparse con la iglesia… resulta complicado. ¡Vaya tela la que ha liado el delegado cañaílla, con la enmienda 228!

Me cuentan que, a los diez minutos de la aprobación de un añadido al Art. 92, Punto 2, por la Comisión de Estatutos, el ABC de Sevilla publicaba en portada: “IU prohíbe a sus cargos públicos asistir a eventos religiosos”.

Laicismo extremo, talibanismo antirreligioso, veto a las confesiones, inquisición comunista, anticlericalismo extremista… He perdido la cuenta de las calificaciones y descalificaciones a esta medida que he podido leer en los medios del régimen nacional católico que padecemos, era más que previsible la tergiversación para convertir una reafirmación de la laicidad en una prohibición a la libertad religiosa, en una vuelta a la “quema de iglesias”, ha sido tal el ruido de campanarios y las rasgaduras de camisas, tanta la confusión creada de forma intencionada y premeditada que hasta algunos alcaldes y concejales de IU han salido a la palestra para excusarse, para desvincularse, en un ejercicio incomprensible de contrición, casi de pedir perdón a sus paisanos.

Es tan grande el poder eclesiástico, está tan empapada la sociedad de las imposiciones franquistas y sus rituales oscurantistas que hasta algunos cargos públicos de izquierda desconocen y confunden lo que significa la laicidad, parapetados en excusas como la tradición, las costumbres, incluso la economía local o el turismo, mantienen que seguirán saliendo en procesión o acudiendo a las romerías, cosa que nada ni nadie, ni siquiera los renovados estatutos de IU les prohíbe si lo hacen a titulo personal, si lo hacen como vecino, como creyente, como cofrade, como Pepe Pérez y no como alcalde con la medalla capitular al cuello o blandiendo el bastón de regidor.
Otra cosa es negar o incumplir el Art. 16-3 de la constitución, otra cosa es mezclar churras con merinas, confundir ayuntamiento con confesionario, el BOP con el catecismo, otra cosa es vasallaje al concordato y a la conferencia episcopal, otra cosa es desconocer que Laicismo es la corriente de pensamiento, ideología, movimiento político, legislación o política de gobierno que defiende la separación de iglesias y estado, favorece la existencia de una sociedad organizada aconfesionalmente, es decir, de forma independiente, o en su caso ajena a las confesiones religiosas, otra cosa es decir ser laico e irse, como cargo público, de romería.


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