Los problemas del Estado español actual ponen de relieve la necesidad de cambios profundos en la estructuras de poder y en la organización política y social. Somos cada vez más los que entendemos que esas transformaciones sólo podrán producirse desde los valores de igualdad, fraternidad y solidaridad.
La dictadura acabó con la rica red de organizaciones populares, sociales y culturales de profundas ideas y prácticas progresistas y librepensadoras que se había creado en
Andalucía en el último tercio del siglo XIX.
Todavía queda por hacer la labor de reconocimiento a las víctimas de la represión mediante la llamada a nuestra Memoria Histórica y la recuperación de los valores que defendieron.
Una monarquía española fundada en el derecho feudal de la herencia, es una contradicción con la Democracia. Un monarca “irresponsable” ante la Ley, que no puede ser juzgado ante la comisión de un delito por tribunal alguno, es un absurdo atentado contra los principios básicos del Derecho. Un Jefe del Estado cuya figura es “inviolable”, en el sentido de que no puede ser objeto de críticas, es toda una afrenta a
la libertad de expresión. Una Casa Real que tiene la prerrogativa de no dar cuenta de sus negocios, de su patrimonio, de sus gastos y sin obligación de declarar IRPF es una afrenta al principio de Igualdad ante la Ley, una burla a la ciudadanía que socava las propias bases de la Justicia. Por todo ello, seguimos denunciando la monarquía impuesta por el franquismo y la constitución de 1978 que la sustenta.
Insistimos de igual modo en la apertura de un proceso constituyente que permita a la ciudadanía acceder a la gestión de los asuntos públicos, y en todas las instancias de poder y decisión.
Manifestamos la razón fundamental de que todos los seres humanos nacemos libres e iguales, y debemos compartir y cooperar solidariamente en beneficio de la pacífica convivencia entre todas las culturas, con respeto a la diversidad y al medio natural.
Manifestamos que nada debe limitar la voluntad de la mayoría, se debe evitar cualquier tipo de arbitrariedad e interés ajeno a los del conjunto de la Especie. Para ello, es imprescindible el acceso a una información veraz, completa y actual sobre los asuntos públicos sobre los que habremos de pronunciarnos.
También reivindicamos el acceso libre a la cultura y que, acorde a los tiempos, se garantice el acceso universal y la distribución masiva, de forma libre y gratuita de todos los contenidos culturales propiedad del Estado en sus fondos, bibliotecas o almacenes de depósito legal. Queremos que la sociedad, la industria y los autores busquen un nuevo modelo de relaciones económicas que dejen de constreñir el uso de las tecnologías de la comunicación.
Consideramos que la única salida justa a los problemas entre las religiones y el conjunto de la sociedad es el laicismo. Trabajemos pues por una escuela que forme personalidades críticas, libres y responsables.
Queremos que todas las personas puedan acceder a una vivienda fuera de los mecanismos de mercado. Queremos que las viviendas vacías tengan un uso social, que la disposición de viviendas se gestione con criterios democráticos y participativos y que se cubran todas las necesidades de alojamiento.
Todas estas viviendas deben insertarse en un modelo de ciudad al servicio de los ciudadanos y sus necesidades, separando el valor del suelo del precio de mercado y de la especulación inmobiliaria.
Queremos la revolución de una sociedad en la que cada cual dé según sus posibilidades y reciba según sus necesidades. Y nuestro modelo republicano es el de una sociedad sin opresores y oprimidos, donde los que dirigen lo hagan obedeciendo la voluntad de la mayoría democrática. Una República social, donde se reconozca el derecho a la autodeterminación de los pueblos y se abandone la guerra como instrumento de política internacional en pos de una política de paz y diálogo, donde no esté permitido contaminar el medio ambiente, despedir a obreros impunemente, donde la educación sea pública, popular, laica y gratuita, al igual que la sanidad.
Sólo queremos lo que todo el mundo, vivir en paz y ser felices, por eso queremos cambiar las cosas.
Por eso queremos una revolución y por eso queremos de una vez por todas, la República.
La dictadura acabó con la rica red de organizaciones populares, sociales y culturales de profundas ideas y prácticas progresistas y librepensadoras que se había creado en
Andalucía en el último tercio del siglo XIX.
Todavía queda por hacer la labor de reconocimiento a las víctimas de la represión mediante la llamada a nuestra Memoria Histórica y la recuperación de los valores que defendieron.
Una monarquía española fundada en el derecho feudal de la herencia, es una contradicción con la Democracia. Un monarca “irresponsable” ante la Ley, que no puede ser juzgado ante la comisión de un delito por tribunal alguno, es un absurdo atentado contra los principios básicos del Derecho. Un Jefe del Estado cuya figura es “inviolable”, en el sentido de que no puede ser objeto de críticas, es toda una afrenta a
la libertad de expresión. Una Casa Real que tiene la prerrogativa de no dar cuenta de sus negocios, de su patrimonio, de sus gastos y sin obligación de declarar IRPF es una afrenta al principio de Igualdad ante la Ley, una burla a la ciudadanía que socava las propias bases de la Justicia. Por todo ello, seguimos denunciando la monarquía impuesta por el franquismo y la constitución de 1978 que la sustenta.
Insistimos de igual modo en la apertura de un proceso constituyente que permita a la ciudadanía acceder a la gestión de los asuntos públicos, y en todas las instancias de poder y decisión.
Manifestamos la razón fundamental de que todos los seres humanos nacemos libres e iguales, y debemos compartir y cooperar solidariamente en beneficio de la pacífica convivencia entre todas las culturas, con respeto a la diversidad y al medio natural.
Manifestamos que nada debe limitar la voluntad de la mayoría, se debe evitar cualquier tipo de arbitrariedad e interés ajeno a los del conjunto de la Especie. Para ello, es imprescindible el acceso a una información veraz, completa y actual sobre los asuntos públicos sobre los que habremos de pronunciarnos.
También reivindicamos el acceso libre a la cultura y que, acorde a los tiempos, se garantice el acceso universal y la distribución masiva, de forma libre y gratuita de todos los contenidos culturales propiedad del Estado en sus fondos, bibliotecas o almacenes de depósito legal. Queremos que la sociedad, la industria y los autores busquen un nuevo modelo de relaciones económicas que dejen de constreñir el uso de las tecnologías de la comunicación.
Consideramos que la única salida justa a los problemas entre las religiones y el conjunto de la sociedad es el laicismo. Trabajemos pues por una escuela que forme personalidades críticas, libres y responsables.
Queremos que todas las personas puedan acceder a una vivienda fuera de los mecanismos de mercado. Queremos que las viviendas vacías tengan un uso social, que la disposición de viviendas se gestione con criterios democráticos y participativos y que se cubran todas las necesidades de alojamiento.
Todas estas viviendas deben insertarse en un modelo de ciudad al servicio de los ciudadanos y sus necesidades, separando el valor del suelo del precio de mercado y de la especulación inmobiliaria.
Queremos la revolución de una sociedad en la que cada cual dé según sus posibilidades y reciba según sus necesidades. Y nuestro modelo republicano es el de una sociedad sin opresores y oprimidos, donde los que dirigen lo hagan obedeciendo la voluntad de la mayoría democrática. Una República social, donde se reconozca el derecho a la autodeterminación de los pueblos y se abandone la guerra como instrumento de política internacional en pos de una política de paz y diálogo, donde no esté permitido contaminar el medio ambiente, despedir a obreros impunemente, donde la educación sea pública, popular, laica y gratuita, al igual que la sanidad.
Sólo queremos lo que todo el mundo, vivir en paz y ser felices, por eso queremos cambiar las cosas.
Por eso queremos una revolución y por eso queremos de una vez por todas, la República.
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